La cocina y el baño son, sin duda, las dos zonas más exigentes del hogar. Están sometidas a humedad, calor, vapor, productos de limpieza y un uso diario constante. Por eso, elegir correctamente los materiales del mobiliario no solo es cuestión de estilo, sino de garantizar durabilidad, higiene y facilidad de mantenimiento.
Un material poco adecuado puede envejecer mal, agrietarse, mancharse o deformarse. A largo plazo, esto supone gastos adicionales en reparaciones o sustituciones. En cambio, una decisión informada permite disfrutar de espacios funcionales, estéticos y duraderos durante años.